En este segundo encuentro trataremos sobre el "Libro del Éxodo,"buscando adentrarnos en el gran misterio de la palabra de Dios, siguiendo con las sabias palabras de san Jerónimo: "Quien no conoce las Sagradas escrituras, no concoce a Jesucristo".
Que al alimentarnos diariamente de su palabra, nos vayamos enamorando cada día más de nuestro Señor Jesucristo, que nos amó hasta el extremo. Dejémonos interpelar por Él, escuchémosle con atención cómo nos habla y cómo golpea a la puerta de nuestro corazón y nos dice: “mira que estoy a la puerta y llamo, si me abres entraré en tu casa y cenaré contigo… Apoc 3,20".
El libro del Éxodo
El libro del Éxodo ya contiene una serie de colecciones legales, en ellas se incluye el Decálogo o diez mandamientos.
Estas colecciones legales son consideradas por los judíos como originarias de Dios directamente, que actuaba a través de Moisés. Incluso los legisladores posteriores de Israel entendían que cuando legislaban continuaban con la labor de Moisés.
No todas las leyes son iguales, hay algunas que son una especie de sentencia en las que presentan el caso singular acompañado de la consecuencia legal. Ejemplo:
"Cuando compres un esclavo hebreo, servirá seis años, el séptimo quedará libre sin pagar rescate", Ex 21, 2.
Otra legislación es poco detallada, entonces es una especie de prohibición absoluta, un mandato de hacer algo, Ejemplo:
"El que hiera mortalmente a otro, morirá..." Ex 21, 12.
Dentro de estas colecciones legislativas destaca por importancia el código de la Alianza, Ex 20, 22- 23,19, entregado por Yahvé a Moisés, que baja con él del monte. Se trata de una colección de leyes apodícticas de carácter negativo. Es posiblemente el código de leyes más antiguo que tuvo Israel.
Encontramos otros Decálogos en Ex 20, 1-17; repetido en Dt 5, 6-21.
Aparecen entregados por Yahvé, y significan más una liberación que una carga. La Ley, en la perspectiva de Israel, era el regalo que Dios daba a su pueblo elegido para que no tuviera que vivir esclavizado como los demás pueblos. Era una ley otorgada, firmada como un pacto de libertad, como un sello libertador. Hoy entendemos, por influencia de Jesucristo y de la teología de San Pablo, que la ley mosaica era carga excesiva. En el NT somos liberados de las esclavitudes de la Ley, nuestro libertador es Jesús el Mesías. En la perspectiva judía, la ley es un punto de partida para conseguir la posibilidad de no vivir como los demás pueblos, es un signo de identidad, es una verdadera Alianza.
Hay también otras colecciones legislativas rituales que son muy desconocidas por los cristianos. El libro del Levítico está compuesto por gran parte de estas normas.
Me refiero a Lev 1 - 7, 38 que contienen leyes de tipo ritual; del 8 al 10 están las normas de investidura de los sacerdotes. Las leyes relativas a la pureza están en los capítulos 11 al 15. Se interrumpe estas colecciones por el capítulo 16 que cuenta el ritual y la forma de celebrar la fiesta de la expiación. Continuará con la llamada ley de santidad, Lev 17-26, llamada así por las numerosas veces que invita a imitar la santidad de Dios. Al final del libro encontramos normas relativas a aranceles, tasas y otros pagos que debían hacerse.
César Bello (Seminarista)
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