Scroller

domingo, 29 de mayo de 2011

“no los dejaré Huérfanos”

Jesús ha cumplido su obra, y llega la hora de volver al Padre; aquí se inserta este discurso de despedida.

En este relato del Evangelio, Jesús nos propone dos grandes regalos para todos nosotros quienes lo amamos y queremos seguirlo; el amor, que producirá fidelidad para guardar los mandamientos y el envío del Espíritu Santo. Detengámonos en lo segundo.

Paráclito (16), significa al mismo tiempo testigo, abogado, intercesor, consolador y guía. Cuando muere el último apóstol que vio físicamente a Jesús, las comunidades cristianas, se vieron confundidas, porque nadie los conducía visiblemente. Esta es la misión del Espíritu Santo, su acción no se limita a los 12 apóstoles.

Ésta es la unión de los temas de este Evangelio; el que cumple las obras de Jesús, es decir, el que ama, tiene asegurada la presencia del Santo Espíritu. Nosotros en la vigilia Pascual confesamos que creemos en el Espíritu Santo y en su obra, no podemos separarlos. Su obra hoy día la realiza su Iglesia. ¡No podemos separar el Espíritu Santo de la Iglesia!, nos dice Jesús a nosotros.

¿Cuanto nos cuesta, a cada uno de nosotros, que somos miembros de la Iglesia, realizar las obras de Jesús?, ¿cuanto nos cuesta amar, como nos pide Jesús?, debemos ser sabios y escuchar a Jesús en este Evangelio; “no nos dejara huérfanos”, es el Espíritu Santo, quien nos anima para amar y darle vida a cada una de nuestra obras, por más pequeñas que sean.

La vida del cristiano, de cada uno de nosotros, que confesamos y profesamos nuestro amor en el Santo Espíritu de Dios, debe ser cada día un incansable esfuerzo por asemejarnos a Cristo. SÍ, ambas cosas van de la mano, obras de amor las realiza el hombre y la mujer que están llenos de Espíritu Santo.

Como católicos, pidamos este Espíritu de Amor, y también con nuestras obras, permanecerá en nosotros, y seremos amados por el Padre y por Jesús (22); ¡que maravilloso regalo, ser amados y amar por este Dios, que es Padre, Hijo, y Espíritu Santo!

Wladimir Gutierrez B, seminarista



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