Solemnidad de Cristo Rey.
“Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros”.
La fiesta de Cristo Rey cierra el año litúrgico y con ella se resalta la importancia de Cristo como centro de toda la historia universal.
En la parábola, Mateo representa el juicio final. Jesús vendrá en todo el esplendor de su majestad real, cortejado de ángeles, a salvar o condenar; y su criterio decisivo y final será el mandamiento del amor. A su derecha, los que pasaron la vida amando. A su izquierda, los que no supieron amar.
Jesús nos advierte que nadie podrá salvarse si no está avalado por las obras del amor: “todo cuanto hicieron por uno de éstos, conmigo lo hicieron”, responderá el Rey (Mt 25,40)
Lo que se hace con los hombres se hace con Dios. Cada uno fue creado a imagen y semejanza de Dios (Gn 1,26). Los cristianos hemos comprendido bien que Jesucristo era Dios, pero no, que en el prójimo está Jesucristo, por tanto, podemos concluir que:
- La fidelidad a Cristo Rey no consiste simplemente en un frio cumplimiento de los mandamientos, sino en una relación personal con Cristo: Señor, Amigo y Juez.
- El cristianismo no es puro sentimiento o sentimentalismo. Lo que decide nuestro futuro es el amor hecho obras.
Para que Jesús reine en nuestra vida por el amor lo primero es conocerlo. La lectura y reflexión del Evangelio, la oración personal y los sacramentos son medios para ello y de los que se reciben gracias, que van abriendo nuestros corazones a su amor. El amor nos llevará, paulatinamente, no sólo
a conocerlo, sino a pensar como Cristo, querer como Cristo y sentir como Cristo, viviendo una vida de verdadera caridad y autenticidad cristiana.
De esa forma iremos instaurando el Reino de Cristo en nosotros mismos y en nuestros hogares, trabajos y ambiente.
La extensión del Reino debe ser el centro de nuestra vida como miembros de
-- ¿Estamos nosotros en el plan de buscar el Reino de Dios y hacerlo nuestro?
Pidiendo la ayuda de María, nuestra Madre, podremos decir cada día, con esperanza,
"Venga a nosotros tu Reino, Señor".
Y seremos capaces de corresponder a las acuciantes palabras de Jesús:"El que quiera ser el primero, que se haga el último".
Wladimir Gutiérrez, seminarista.
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