Scroller

sábado, 12 de mayo de 2012

MISIONES - La experiencia de nuestros jóvenes

"Los jóvenes están en otra", ese es el eslogan que muchos repiten y quizás sea así. Así también lo veo yo en nuestros jóvenes.

Sí, los jóvenes de nuestra parroquia Sagrada Familia están en otra; hacen cosas que otros jóvenes no hacen. Les gusta misionar, dejar parte de sus vacaciones para animar a adultos, jóvenes y niños en el encuentro con Cristo. Les gusta caminar largas distancias para llegar a casas que nadie visita, ¿quién sabe?, a lo mejor alguno le abre las puertas y recibiéndolos, reciben a Jesús.

Les gusta hacer aseo, quizás no tanto en la propia casa, pero sí en la casa común... ¡Lo que se logra con una buena motivación!

De verdad, creo que están en otra. Les gusta hacer cosas nuevas y superar sus limitaciones... quieren ser mañana adultos audaces, sin perder la humildad.

Les gusta hacer oración comunitaria y celebrar la misa. ¿Cuántos jóvenes de nuestra ciudad están dispuestos a "perder" su tiempo con Jesús en un rato de oración?
Les gusta entrar íntimamente en comunión espiritual con su Iglesia y demuestran capacidad para entrar en sí mismos en busca del Señor. ¿Cuántos jóvenes toman de la mano a la Iglesia para buscar a Jesús?

Les gusta cocinar para los demás; lo hacen bien y aprenden rápido. Es cierto que no son tan buenos para lavar la loza, ya que  es más entretenido y creativo cocinar que lavar. Incluso, hacen maravillas con poca agua, pocas ollas y pocos utensilios de cocina; conocen el rigor de vivir con menos de lo justo, así darán gracias cuando haya.

 Están en otra; saben divertirse sanamente y no les parece fome compartir el día (y a la luz del día) con otros jóvenes. Descubren la amistad y la trabajan, no siempre sin problemas, pero sorprendiéndose (y sorprendiéndonos) de la capacidad que tienen para ofrecer lo mejor de sí mismos sólo por el gozo de compartir.

Sorprende que se tomen tan en serio la tarea de evangelizar: estudian, planifican, evalúan; no quieren que su servicio sea solo entusiasmo, sino que buscan concientemente el mejor modo de acercar a Cristo a sus hermanos. A estos jóvenes también les interesa una educación en la fe de calidad.

Manifiestan lo que piensan y lo expresan con convicción, sean alegrías, penas o cuestionamientos, sin taparse la cara o esconderse en la multitud. Son capaces de decirle a sus sacerdotes (si los sienten cercanos, eso sí) los errores que ven en ellos o en el resto de la Iglesia y se arriesgan a que sus sacerdotes los corrijan cada vez que "meten las patas"; lo sorprendente es que lo aceptan y, más encima, lo agradecen al correr del tiempo. Realmente están en otra. ¿Cuántos jóvenes están dispuestos a ser corrigidos para crecer y lo agradecen?

Yo creo que están en otra, mejor dicho, están con otro: Jesús.

P. Mauricio

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