Imposición
de la Ceniza
La imposición
de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que
nuestra vida definitiva se encuentra en el Cielo. La Cuaresma comienza con el
Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta
días que la Iglesia
marca para la conversión del corazón.
Las palabras que se usan para la
imposición de cenizas, son:
1- “Concédenos, Señor, el perdón y
haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida”
2- “Recuerda que polvo eres y en polvo
te convertirás"
3- “Arrepiéntete y cree en el
Evangelio”.
Origen
de la costumbre
Antiguamente
los judíos acostumbraban cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y
los ninivitas también usaron la ceniza como signo de su deseo de conversión de
su mala vida a una vida con Dios.
En los
primeros siglos de la Iglesia,
las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el
Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad
vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad
de convertirse. En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para
todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al
iniciar los 40 días de penitencia y conversión. También, fue usado el período
de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de
Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.
Las
Cenizas
Las cenizas
que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos de
año anterior. Esto nos recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce
a nada.
| El Papa imponiendo cenizas. |
La imposición
de ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que
nuestro cuerpo se va a convertir en polvo. Nos enseña que todo lo material que
tengamos aquí se acaba, en cambio, todo el bien que tengamos en nuestra alma
nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos
llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos los hombres.
Cuando el
sacerdote nos pone la ceniza, debemos tener una actitud de querer mejorar, de
querer tener amistad con Dios. La ceniza se puede imponer a los niños desde los
7 años y a los adultos.
Significado
del carnaval al inicio de la
Cuaresma
La palabra
carnaval significa adiós a la carne y su origen se remonta a los tiempos
antiguos en los que por falta de métodos de refrigeración adecuados, los
cristianos tenían la necesidad de acabar, antes de que empezara la Cuaresma, con todos los
productos que no se podían consumir durante ese período (no sólo carne, sino
también leche, huevo, etc.). Con este pretexto, en muchas localidades se
organizaban el martes anterior al miércoles de ceniza, fiestas populares
llamadas carnavales en los que se consumían todos los productos que se podrían
echar a perder durante la cuaresma.
Muy pronto
empezó a degenerar el sentido del carnaval, convirtiéndose en un pretexto para
organizar grandes comilonas y para realizar también todos los actos de los
cuales se "arrepentirían" durante la cuaresma, enmarcados por una
serie de festejos y desfiles en los que se exaltan los placeres de la carne de
forma exagerada, tal como sigue sucediendo en la actualidad en los carnavales
de algunas ciudades, como en Río de Janeiro o Nueva Orleans.
El
ayuno y la abstinencia
El miércoles
de ceniza y el viernes santo son días de ayuno y abstinencia. La abstinencia
obliga a partir de los 14 años y el ayuno de los 18 hasta los 59 años. El ayuno
consiste en privarse de alimentos por lo menos en cantidad notoria en
relacional a lo habitual y la abstinencia consiste en no comer carne (Código de Derecho Canónico, c. 1251-1253 y
legislación complementaria de la
CECH). Este es un modo de pedirle perdón a Dios por
haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre.
La
oración
La oración en
este tiempo es importante, ya que nos ayuda a estar más cerca de Dios para
poder cambiar lo que necesitemos cambiar de nuestro interior. Necesitamos
convertirnos, abandonando el pecado que nos aleja de Dios. Cambiar nuestra
forma de vivir para que sea Dios el centro de nuestra vida. Sólo en la oración
encontraremos el amor de Dios y la dulce y amorosa exigencia de su voluntad.
Para que nuestra oración tenga
frutos, debemos evitar lo siguiente:
La hipocresía: Jesús no quiere que oremos para que los demás
nos vean llamando la atención con nuestra actitud exterior. Lo que importa es
nuestra actitud interior.
La disipación: Esto quiere decir
que hay que evitar las distracciones lo más posible. Preparar nuestra oración,
el tiempo y el lugar donde se va a llevar a cabo para podernos poner en
presencia de Dios.
La multitud de palabras: Esto quiere decir que no se trata
de hablar mucho o repetir oraciones de memoria sino de escuchar a Dios. La oración
es conformarnos con Él; nuestros deseos, nuestras intenciones y nuestras
necesidades. Por eso no necesitamos decirle muchas cosas. La sinceridad que
usemos debe salir de lo profundo de nuestro corazón porque a Dios no se le
puede engañar.
El
sacrificio
Al hacer
sacrificios (cuyo significado es "hacer sagradas las cosas"), debemos
hacerlos con alegría, ya que es por amor a Dios. Si no lo hacemos así,
causaremos lástima y compasión y perderemos la recompensa de la felicidad
eterna. Dios es el que ve nuestro sacrificio desde el cielo y es el que nos va
a recompensar. “Cuando ayunen no aparezcan tristes, como los hipócritas que
desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad les digo,
ya recibieron su recompensa. Tú cuando ayunes, úngete la cabeza y lava tu cara
para que no vean los hombres que ayunas, sino tu Padre que está en lo secreto y
tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará” (Mt 6,6).
Conclusión
Como vemos, la
ceniza no es un rito mágico, no nos quita nuestros pecados, para ello tenemos
el Sacramento de la
Reconciliación. Es un signo de arrepentimiento, de
penitencia, pero sobre todo de conversión. Es el inicio del camino de la Cuaresma, para acompañar
a Jesús desde su desierto hasta el día de su triunfo que es el Domingo de
Resurrección.
Debe ser un
tiempo de reflexión de nuestra vida, de entender a donde vamos, de analizar
como es nuestro comportamiento con nuestra familia y en general con todos los
seres que nos rodean.
En estos
momentos al reflexionar sobre nuestra vida, debemos convertirla de ahora en
adelante en un seguimiento a Jesús, profundizando en su mensaje de amor y
acercándonos en esta Cuaresma al Sacramento de la Reconciliación
(también llamado confesión) que, como su nombre mismo nos dice, nos reconcilia
con Dios.
Sin
reconciliarnos con Dios y convertirnos internamente, no podremos seguirle
adecuadamente. El arrepentimiento debe ser sincero, reconocer que las faltas
que hemos cometido (como decimos en el Yo Pecador: en pensamiento, palabra,
obra y omisión), no debimos realizarlas y que tenemos el firme propósito de no
volverlas a cometer.
Extracto del artículo “Miércoles
de Ceniza: el inicio de la
Cuaresma” de Tere Fernández del Castillo y Luis Gutiérrez
(Fuente: Catholic.net) – Edición: P. Mauricio Aguayo Quezada.



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